A sus cincuenta
años, Alejandra Borrero sigue siendo una niña, una llorona sin remedio. Esta
reconocida actriz, cuyo primer papel fue un hombre, ha logrado mantenerse en la
cima por varias décadas.
Como si se tratara de un milagro, Alejandra se quedó quieta
un momento y,emocionada,se sentó a abrir el regalo de su mamá. Era la noche de
Navidad y la rodeaban la familia y sus amigos más cercanos. Tenía 22 años.
Entre los presentes, borracho como todos, se hallaba el ahora escritor y
director Sandro Romero Rey observando a su amiga. Ella, que normalmente estaría
bailando salsa, o brincando hiperactiva, destapó el regalo sin prestar atención
a ninguna otra cosa. Luego abrió los ojos como cuando la magia sorprende y se
puso a llorar. Permaneció quieta, con el regalo abierto sobre las rodillas,
ocultando tras las manos sus ojos, que vaciaron su alma en un diluvio de
lágrimas. El regalo de María José, su mamá, quien no aprobaba su estilo de vida
y la había echado de la casa, era una bolsa llena de carbón.
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